Archivo | agosto, 2018

Critica social

8 Ago

Hoy me levanto con este estribillo en la cabeza:

Soy ciudadano del amor,
llevo dogal de belleza,
entre la hombrera y la cabeza,
entre rodilla y cinturón.

Haciendo crítica social
me perfumé de valiente,
creyendo que era disidente
y no era más que natural.

Después de unos meses de descanso de escribir en este blog. Me mueve la necesidad de compartir mis pensamientos, con los pocos que me leen…  o quizás solo conmigo misma, para hacer CRÍTICA SOCIAL como dice la canción de “Juego que me regalaron un 6 de enero” de Silvio Rodriguez.

Vivimos en una sociedad del que solo importa nuestra propia comodidad, nos fastidia que nos la alteren otros y peor aún si estos otros son raros, extraños y diferentes para nosotros. No son bienvenidos los inmigrantes de países pobres o en guerra en ninguna parte del mundo.

Para los países ricos les da asco vomitivo, ver como sus fronteras están siendo abarrotadas de inmigrantes del norte de áfrica y oriente medio.  Quienes vienen según ellos, a vivir de sus beneficios, de las ayudas. Pero lejos de la verdad, estos países ricos fomentan las guerras y las miserias fuera de sus fronteras, por intereses propios de sus grandes multinacionales, que les traen esas riquezas de la explotación que ejercen sobre los pobres, y que más vale que sigan siendo pobres, que si no…. Estas multinacionales se llevan la materia prima a sus países, donde tienen las sedes y grandes fábricas  de transformación. Que a su vez generan puestos de trabajo para sus locales, lo que no hacen en los países de la materia prima. Pero casi nadie hace esa reflexión.. Solo miran a esa multitud hambrienta y desesperada en sus fronteras, que les vienen a quitar sus riquezas que según ellos se lo han ganado a pulso.

Mientras la inmigración en países tercermundistas, se llenan de miedo por populismo de políticos irresponsables que lanzan su rechazo a los que están entrando por sus fronteras, escapando del terror, de las guerras internas. Parece ser que nadie quiere  ponerse en sus zapatos, porque saben lo que es eso, de haberlo sufrido en carne propia; pero somos incapaces de querer recordarlo. Solo se mira el espacio que ocupan, que es lo que se le brinda y como se le brinda. La gente comienza hablar de supuestos, comienzan a echar números inventados y creerse que son el enemigo.

Y yo sigo con el resto de esa canción de Silvio, que me inspira  a seguir escribiendo..