Muchos adoptados adultos internacionales, regresan a sus países de origen a buscar y a saber de las razones del porque fueron abandonados o entregados, las historias suelen ser diversas y tristes y a veces muy crueles, lo que sí es difícil es entender dentro de una cultura que te es ajena, es la idiosincrasia de sus gentes; que es lo que ellos valoran por sobre todo, que es lo que les molesta hasta el punto de negarlo o esconderlo.
Georgina (madre biológica): “Me quería morir. No quería por nada del mundo tener aquel hijo. Me habían violado siete hombres y pensaba que estaba criando un monstruo de siete cabezas dentro de mí”. La niña nació en un hospital de Lima. No quiso verla. “Que se la lleven”, repetía. Una mujer se había ofrecido para adoptar al bebé. Sólo faltaba la firma de la madre. Hasta que le acercaron a la pequeña de tres días y la vio por primera vez, llorando. “Era blanquita, bonita, gordita”. Georgina decidió que quería criar a su hija. Se la entregaron 15 días más tarde. Le puso su nombre y empezó a trabajar de empleada doméstica.
Mario (adoptado adulto): Mi madre adoptiva no comprendió porque mi madre biológica sólo quiso dar en adopción a mí y no a mi hermano mayor, si el motivo de la adopción sería su pobreza; lo que no sabía por supuesto es que mi madre biológica quiso “limpiar su sangre”, y deshacerse de los elementos indios, cholos, serranos. Gracias a mi raza y color, no sólo mi madre peruana no me quiso, tampoco los padres aspiracionales-adoptivos peruanos no me quisieron. Los bebés blancones y mestizos son adoptados por padres peruanos.
Así me decía mi madre biológica con lágrimas en sus ojos. No lágrimas de vergüenza sino de estar molesta con sí misma, que ella había creído las mentiras que sus patronas blancas les había enseñado cuando ella trabajaba como niñera en Miraflores, “los varones indios son salvajes, y quieren carne blanca” Por ser un posible violador de blanconcitas mi mamá biológica me dejó en adopción.
La hija de Georgina se salvó de ser dada en adopción por que nació blanquita a pesar de las circunstancias de su engendramiento, mientras Mario no, el nació amerindio y su madre mestiza decidió entregarlo en adopción, porque fue influenciada por las idiosincrasia de personas blancas clasistas del Perú.
¿Hasta donde arrastramos esas taras racistas de una superioridad blanca aspiracional en un país mestizo e indígena?.
Para un adoptado internacional no es fácil volver a su país de origen y entender la mentalidad de sus gentes, si nosotros mismo como originarios no queremos verlo y aceptarlo, escondemos nuestras taras y vergüenzas; para ellos es difícil comprender lo que no se dice ni se explica.
Estas historias son extrapolables a varios países, ya que el racismo sigue siendo uno de los motivos más vergonzosos para llegar a renunciar a un hijo. la de Georgina la he tomado del reportaje “Las víctimas rompen el silencio en Perú” y la de Mario (adoptado adulto) quien me ha permitido hacer un resumen de su historia para este post.